Serenísima: oigo que me debe preocupar el prestigio
Respuesta de Jili Poleli
Te contestaré aunque tengo la cabeza en otro sitio debido a un anuncio que me lleva a pensar en una nueva normalidad. He aprendido, como sabe todo detective, que son los detalles los que desentrañan. El anuncio en cuestión dice que su producto está hecho con los mejores ingredientes, qué novedad, pero sorprendentemente no añade "naturales". ¿Ha empezado una nueva era?.
Por si te puede venir al caso, te comento que hace poco en un encuentro casual en un bar, un hombre comentó "he decidido que los cuernos no sean lo más importante en mi vida". Oh ser único, le dije, ¿qué te ha llevado a este pensamiento?. "He aprendido que podemos decidir a que cuestiones nos dedicamos y también establecer la importancia que a ellas les damos y esto me viene del haber tomado conciencia de que siempre que algo no se percibe como incuestionable - ninguna plegaria hará inocuo el cianuro ni tampoco evitará que un barco se hunda si no respeta el Principio de Arquímedes o que no podemos convertirnos en un ser incapaz de sentir miedo - abrazamos los absurdos que queremos creer".
Que casualidad, Moltrastu, justamente hace unos días desde el púlpito televisivo se predicaba el necesario prestigio de las creaciones y me dije "y que pasa con lo no prestigioso", entonces consulté el tema con el Maestro de las Herejías y de los Absurdos del CoSa, esto me dijo:
Cuando se bendice implícitamente también se maldice, son las dos caras de la moneda. Lo prestigioso viene a ser el Bien, al que debemos venerar y tomar como verdad y tener como meta y al que entregar nuestros esfuerzos. La herejía es el Mal, lo desprestigiado, lo anatematizado, lo que debe de ser silenciado, falseado o destruído. Me dedico a estudiar las herejías porque me ofrecen un más amplio entendimiento de las cosas ya que por lo general estas se comprenden mejor por su negativo, por ejemplo, la infelicidad resulta mucho más perceptible y clara que la felicidad, cuya definición resulta abstracta. Toda época y todo lugar tienen sus herejes y sus herejías y el pasado también es así juzgado con los ojos del presente, creando la absurda ficción de que tal juicio, decretando prestigios y desprestigios, afecta a los pretéritos. El prestigio tiene distintas caras, una sería la buena fama producto de la corrección o del buen hacer, otra vendría a ser, y es la que se busca imponer, la sumisión a las corrientes dominantes con el fin de provocar aplausos y ganar réditos, prebendas, premios, títulos, medallas.... ¿Cuánto te importan estos beneficios?. Elige tu prestigio o tu herejía.