Madame de Olivera dilucida "se cuenta que en el momento de morir pidió un aplauso en caso de haber ejercido bien la que consideraba su profesión: actor. Su cargo oficial, y quizás su carga, era el de Imperator y el título con que era honrado el de Augustus. En Augusto no se te puede convertir, se tiene que serlo o se tiene que estar labrando el serlo, y esto era válido para él como lo es para cualquiera. Quiero pensar que fue gran actor y que estaba, por lo menos, en camino de ser Augusto".
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