La fiebre de fotografiar y grabar iniciada a finales del siglo XX cuando se popularizó el formato digital y gratis que convirtió prácticamente a cada habitante del planeta en furioso reportero gráfico, ha provocado durante los siguientes milenios que el espacio de almacenamiento en la Tierra se agotase y se vió a la Luna como solución por hallarse a un sólo segundo luz de la Tierra...y una espera de un segundo es nada cuando se trata de enseñar la última foto de la perrita haciendo pipí
La pasión fotográfica sufrió una gran aceleración cuando durante el siglo XXI se convirtió en fuente de ingresos gracias a las nuevas posibilidades que abrió la supresión del dinero físico.
El concepto de gasto corriente pasó a ser "disponibilidad de saldo" digital y este saldo se disponía por bloques. Así se dirigía mejor la economía pues se podía ofertar más de lo que más convenía que se consumiese.
Un bloque importante fue el de productos digitales, el problema de los derechos de autor quedó resuelto ya que nadie tenía ya interés en la gratuidad y como se dijo antes se podía ganar vendiendo las fotos.
Grandes beneficiarios fueron los restaurantes, hoteles y otras instalaciones ya que podían cobrar por hacerse fotos.
Los restaurantes preparaban vistosos platos que no eran consumidos y prosperó una industria de platós con los más inverosímiles escenarios. Y ya nadie podía saber si habías cenado o no como un rajá o si tu viaje exótico había sido en realidad a la calle de al lado.
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