Yo Blediano

viernes, 13 de julio de 2018

Fábula con moraleja

Letaliz era persona mayor, respetada por todos por sus cualidades de extrema bondad, caridad, simpleza, amor por los demás y su extrema moral. A pesar de sus años sus deseos sexuales no sólo no habían mermado sino que iban cada día a más, le encantaban los tíos musculosos, los imberbes, los depilados y su gran entusiasmo eran la pollas grandes y los duros glúteos. Siempre había tenido obsesión por la antigua Grecia con sus tíos buenísimos con faldas enseñando sus piernas y sus dorsos descubiertos y la libertad sexual existente; ideó un plan para invocar a dios, le pediría un deseo y si se lo concediera lo adoraría el resto de su vida.
Una noche en su salón apareció una luz cegadora que poco a poco se fue consolidando y apareciendo el mismo Jehová le dijo: me has pedido un deseo y por serme fiel te lo voy a conceder ¿cuál quieres?.L
Letaliz se alocó de alegría y le dijo su deseo "que me transportes un mes a la antigua Crecía para poder anunciar la llegada de tu hijo, al igual que los hermanos macabeos. Dios le dijo " te lo concedo, suplantarás un hombre pero no te prometo que cargo tendrás, puedes ser hijo de un príncipe, un mendigo, un comerciante, un erudito instructor con jovencitos a tu cargo... "
Su sexo se excitó al escuchar Letaliz esto último. Dios continuó "a partir de mañana, al despertar, estarás en Grecia un mes entero".
En estado de gran excitación Letaliz tomó somníferos para poder bien  dormir  con la satisfacción de haber engañado a dios.
Al alba Letaliz despertó, un olor a orín y a humedad le impregnó la nariz, estaba en una mazmorra apenas sin luz. Alocadamente gritó ayuda y apareció el carcelero junto a un hombre viejo con chepa y maloliente del cual le dijo que por ladrón lo habían condenado a un mes y con el que compartiría celda. En un rincón de la misma había a un hombre gordo y nada agraciado al que se acercó, muerta se quedó al ver que era Labujier a quien dios también le había concedido un deseo.
Como si la maldición de compartir mazmorra con estas dos alhajas no fuera suficiente, resultó que a través de la pequeña ventana enrejada en la que se pasaba el día mirando, gracias a subirse a un pilón de madera, divisaba una gran explanada de terreno con una cantidad de jóvenes desnudos entrenando para los juegos olímpicos de aquel año; unos lanzaban el disco, otros corrían para el maratón, otros practicaban la lucha greco con los atributos masculinos balanceándose cual badajos. Lágrimas de sangre le corrían por las mejillas de rabia por su cruel destino.
Después de un mes en la mazmorra despertó en su casa maldiciendo  al mismo dios, pero su afán por los tíos no había disminuido e ideó invocar al mismo satanás, pero esta vez le diría la verdad ya que suponía que sería más liberal. Una noche se le apareció satanás y le dijo "te concedo tu deseo: un mes en Sodoma, pero no te prometo que personaje encarnarás.
Tomó barbitúricos para poder dormir. Esta vez tenía la seguridad de que pillaría algo, y más en sodoma, cuna de la homosexualidad.
Al despertar se encontró dentro de un gran tumulto de gente corriendo desesperada, casas incendiadas, las calles llenas de muertos y del cielo caían bolas de fuego arrasándolo todo. Él y su familia corrían desesperados  hacia el desierto. No sabía quien era hasta que su mujer lo llamó Lot. Tuvo que pasar un mes en el desierto comiendo raíces con sus cuatro hijos, que el más joven tenía 70 años.
Al estar otra vez en su casa salía por las noches con un spray de pintura y escribía por las fachadas estas palabras:
" Cuidado con lo que pides "

Máximo

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