Elixires
El diálogo transcurre en la terraza de un bar. Se inicia en una mesa en que están sentados Colilla, Cortado y , según se mire, el Sr. o Sra. Locazero. En una mesa contigua y oyendo se encuentran Pitillo y Petardi.
He cambiado de psicólogo, dice Colilla, y también de pastillas; este psicólogo me dice que mi problema es que siento poca auto estima, el anterior me decía en cambio que pensaba demasiado en mi y que de todo me hacía una montaña.
Estas pastillas que dices que tomas ahora, apunta Locazero, a mi no me hicieron nada; ya he tenido que cambiar tres veces de psicólogo y no se cuantas de pastillas.
Yo también he cambiado tres veces de psicólogo, interviene Cortado; este de ahora me dice que mis problemas me vienen de un problema no resuelto de la infancia; me está yendo muy bien, he dejado de tomar las tres diferentes pastillas que tomaba.
Pitillo dirigiéndose a Petardi - Por lo oigo veo que todo el mundo tiene psicólogo, me tendré que aprender el nombre de tres y de tres drogas de farmacia para no ser menos cuando esté en una reunión y salga este tema.
Con mis petardos y mis libros de autoayuda no necesito psicólogos. La autoayuda es mejor que psiquiatras y psicólogos, contesta Petardi
No te veo muy autoayudadi Petardi, no paras de coger cuelgues variados. Una amiga argentina, señorita muy puesta por cierto en esto de psicólogos y autoayuda dice que ni los unos ni lo otro resuelven nada.
Locazero dirigiéndose a Pitillo - Perdona que me meta pero no estoy para nada de acuerdo con lo que dice tu mis argentina, algo tendrás que hacer si tienes problemas y si no recurres al psicólogo o a la autoayuda ¿que haces?.
Dice la chica argentina que superar los problemas psicológicos es labor de uno mismo aunque yo añadiría, continúa Pitillo, que cuando uno aprende sobre si mismo la solución le puede aparecer por cualquier lado: una experiencia, una conversación, una frase, una canción... y por supuesto también a través de un psicológo o la autoayuda.
¡Bien cierto! exclama Colilla. Estaba una vez bloqueada con un asunto y fue la frase de una señora mayor analfabeta la que me abrió los ojos a la solución.
Interviene Cortado - No creo que se pueda comparar lo que diga tal señora con la opinión de un profesional, aunque a mi la autoayuda no me convence para nada.
¡Si todo es autoayuda! dice Petardi, de diferente manera todos dicen lo mismo.
Pitillo - En esto no existen las fórmulas magistrales y lo que cuenta es la interpretación de cada uno. Por esto a uno le funciona un psicólogo y a otro no, a uno le dice un autor y a otro le repele.
Cortado - Claro que en los manuales de autoayuda puedes encontrar respuestas válidas pero en conjunto veo un montón de paja y de solemnidad y sobre todo de ideología de la virtud, definiendo lo que es bueno y lo que es malo y en casos es puro lavado de cerebro.
Pitillo - Actuar sobre la química que producen las emociones es para mi la mejor terapia, manejar deliberadamente los elixires de cerebro. Según su personalidad, carácter y temperamento uno tendría que encontrar las actividades adecuadas para producirse el chute necesario. Estas actividades pueden ser de riesgo, de competición, de lucha, baile, música, creación, juerga, estímulo intelectual, etc. Cuando uno no canaliza correctamente sus pulsiones estas van por derroteros indeseables.
Locazero - Podríamos montar un gabinete de cartas personalizadas de subidones. Los clientes serían para siempre pues las cartas se tendrían que ir actualizando con nuevas actividades a fin de mantener su eficacia. Podría ser un buen negocio y además ayudaría a muchos a dejar de lado tonterías e insesateces.
Petardi - Estáis mal de la cabeza. Lo que importa es encontrar la paz.
Colilla - Mira adonde te ha llevado la autoayuda: falsa paz y petardos. Los instintos y las pulsiones siguen ahí por más paz que les quieras poner; dominar la guerra es lo que importa. Una gran idea lo de las cartas de subidones; basta con tener una mente que sepa discurrir para ayudar a reconocer planteamientos auténticos y evitar auto engaños, fantasías absurdas, pajas mentales y a identificar lo que a uno le conviene hacer en lugar de dejarse llevar por modas o imitar a los demás y no dejar que la estulticia devenga en fanatismo.
Cortado - Liti Püttys, que se encuentra en excelente estado para su edad, me dijo que su secreto radicaba en encontrar continuamente pequeñas nuevas satisfacciones: un pequeño logro, un nuevo plato, un nuevo libro, un nuevo aprendizaje, un nuevo bar, un paseo en una zona diferente, ver nuevas caras, nuevas piernas... "Primero se te estropea la mente y detrás va el cuerpo" me dijo.
Pitillo - De lo que dijiste sobre la paja, Cortado, creo que se trata de separar de ella tres granos y cultivarlos sin desfallecer, estos granos son el deseo, la fuerza y el saber. Tienen que ir necesariamente juntos, por separado resultan desastrosos.
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