La mano que aprieta
Demeter ha organizado en su casa una fumata y preparado un plato que le encanta Manitas de cerdo rellenas de setas aunque a T de Tomona y Fándila, encima de que no fuman y de acuerdo a sus gustos, les ha tenido que preparar un menú omega 3 acompañado de pan de salvado de avena. El resto de comensales son Canuto, Camella de María y los sabios Lames y Mames. No comprende Demeter a que demonio sacrifican quienes renuncian a los placeres del vino y del buen comer y reducen su pitanza a un cálculo de valores; para él, simbólicamente, demonios son las fuerzas de la oscuridad y la ceguera, y genios las de la lucidez. Sus libros preferidos sobre el particular son La Corte de Lucifer de Otto Rahn y Factum E: Conoce y Domina el Poder de lo Invisible - Versión papel.
El tema sobre el que tratarán durante la velada será Mammón, el demonio de la codicia, la avaricia y el dinero.
Demeter - Cuando era un adolescente un chico de mi pandilla me contó que estando en un bar oyó como le decían a un hombre ya mayor y que por lo visto no se gastaba un duro "todo será para tu sobrino" y él respondió "podrá estar contento si disfruta él tanto gastando como yo he disfrutado guardando". A este chico le convirtieron en gran tacaño de por vida la reflexión de este avaro junto con historias de derrochadores que acabaron en la ruina. Por aquellos tiempos había un par de personajes conocidos por meter mano en los cines a los que llamaban "la mano que aprieta" y por asociación de ideas así he llamado siempre a los tacaños.
T de Tomona - Creo que tanto el no saber gastar un duro como el no saber tenerlo vienen a ser como la anorexia y la bulimia, manifestaciones opuestas del mismo trastorno. El avaro y el derrochador temen al poder del dinero y también a la pobreza, sobre todo el derrochador.
Camella de María - Hay tacaños que creo disfrutan en no gastar al igual que les enferma el hacerlo. Una pareja de conocidos míos, los Sres. de Alteza, fueron a Barcelona en un viaje en barco de ida y vuelta el mismo día; barco pagado y encima hicieron negocio ya que fueron a entregar no me acuerdo qué. Él me contó lo bien que lo habían pasado durante largas horas en la Rambla "que animación sin parar, músicos, saltimbanquis, estatuas humanas, y qué restaurantes y cafeterías, grandes terrazas... pero allí no te puedes acercar, te ven venir". En vez de tirarse faroles de presunción, como harían muchos, me dijo feliz que se habían llevado bolsas con comida y bebida para pasar el día. Ni el barco ni Barcelona vieron un duro suyo. Esto es turismo respetuoso con el medio ambiente.
Fándila - Ja, ja. Conozco una pareja que se ha pasado la vida trabajando y sólo pensando en ganar y ganar, sin gastarse un céntimo con el argumento de ahorrar para el día de mañana. Tú, Demeter me dices que soy una mano que aprieta y no es cierto, sólo tengo prudencia con el gasto pero no me privo.
Demeter - Bueno, bueno, dejémoslo ahí. Esto del día de mañana es recurrente, lo he oído muchas veces y para el que lo dice el día de mañana no llega nunca, creo que es una manera de no querer ver que uno se va a morir.
Lames - Todo tiene su motivo y su por qué y la relación con el dinero para muchos no es fácil. Creo que sobre la avaricia y las manos rotas ya habéis dicho bastante y no nos vamos a poner a examinar todas sus posibles causas. ¿Alguien quiere dar su opinión sobre la codicia?.
Canuto - La codicia me parece una estupidez ¿por qué quiere uno trabajar y sacrificarse para tener más de lo que necesita?.
Mames - No hay que confundir codicia con ambición. Por lo que dices, Canuto, tú no tienes ambición y está bien ya que por lo visto no va con tu temperamento. La codicia es otra cosa y además es mucho más común y es muy posible que sin ser consciente de ello seas codicioso.
Canuto - No me considero codicioso. Explícate que no lo entiendo.
Lames - Deja que yo le conteste Mames. Decir que uno no es codicioso queda bien aunque no suele ser verdad. Yo definiría la codicia como el querer ganar a cambio de nada. Como ejemplo, el comerciante que sube el precio o rebaja el valor de lo que da sin otra razón que el querer más beneficio está movido por la codicia; quiere más a cambio de nada, y esto fácilmente se le puede volver en su contra.
Camella de María - Comprendo. Yo soy comerciante y si trabajo, como hago, para ampliar mi negocio y así ganar más soy ambiciosa, no codiciosa.
Lames - Exactamente, aunque ambición, codicia y avaricia no se excluyen, más bien, fatalmente se combinan. La ambición va con la personalidad y por tanto no todo el mundo la puede tener. La codicia es un demonio prácticamente universal y que va contra uno mismo ya que le condena a la inacción; el codicioso no se permite hacer nada sin saber de antemano que va a ganar. Vencer la codicia implica pasar a la acción por la acción dejando que los resultados vengan por ellos mismos. Supongo que todos participáis en sorteos ¿no?
Demeter - Los codiciosos son muy fáciles de estafar. Conozco varios casos. El codicioso es lo contrario de un inversor pues no está dispuesto a asumir ningún ningún riesgo que implique poder perder un duro. Se le estafa en dos simples pasos: primero y fundamental, se le tiene que convencer de la absoluta seguridad sin fisuras de la inversión, se fían sobre todo de lo que parezca oficial; segundo, ofrecerle grandes beneficios. Cumplidos estos dos pasos se le puede sacar hasta el último céntimo.
Mames - Genial técnica que tendremos en cuenta. Ja, ja, ja. Quiero apuntar algo a lo que nos has expuesto Lames. La acción debe ir acompañada del propósito. Uno debería estudiar su naturaleza propia y fijarse propósitos de acuerdo a ella. La acción y el propósito están de todas maneras siempre presentes y si uno deliberadamente no los determina la acción tiende a extinguirse y el propósito se convierte en anhelo, quizás indeseable o insensato anhelo. Tengo la impresión de que quienes viven de anhelos desarrollan una baja tolerancia a nimias contrariedades e incovenientes: no pueden soportar el mínimo calor o frío o ruido, una pequeña espera, tolerar a personas o determinadas conversaciones...
T de Tomona - Tengo dos preguntas ¿pensáis que jugar a sorteos es muestra de codicia? y ¿era la codicia lo que movía a los alquimistas a querer fabricar oro?
Demeter - Poner en sorteos encaja en la descripción de la codicia que ha dado Lames pero creo que aparte de eso responde a satisfacer una necesidad mayor: la esperanza. No en vano los principales sorteos ofrecen grandes premios, así prometen un cielo soñado a quienes se sienten en un purgatorio y que ven los sorteos como única vía de realización de su anhelo a pesar de su gran improbabilidad, prácticamente imposibilidad real. El verdadero purgatorio, sin embargo, es el propio anhelo ya que busca anhelar sin llegar a conseguir, si se realizase el anhelo probablemente en lugar de un cielo se encontraría un infierno. El único "cielo" al alcance de la mano es el nos brindan la acción y el propósito.
Fándila - Esta teoría me parece muy bonita pero yo seguiré jugando ya que encantaría ganar millones.
Camella de María - Y harás muy bien, pero procura gastarte el mínimo, tu fantasía no tiene porque salirte cara.
Demeter - Por lo que respecta a los alquimistas creo que ninguno de nosotros sabe bien a que se dedicaban y lo del oro bien puede ser un mito.
Lames - Bien señalado. Esto nos lleva al tema del dinero, que bien ha realizado el sueño de conseguir dar valor a algo que no vale nada. Al propio oro se le dió un valor por encima del suyo real como metal, creo que en el pasado sólo se usaba para fabricar joyas y ornamentos. Ningún valor en si tienen los billetes que utilizamos y además la mayor parte del dinero disponible ni siquiera son billetes o monedas sino cifras en cuentas.
Camella de María - Todo el mundo sabe manejar dinero pero nadie se pregunta qué es realmente. Oímos continuamente que si no hay dinero, que si faltará el dinero. ¿Cómo puede faltar algo que hace una imprenta o que es simplemente el trabajo de escribir números en cuentas?
Mames - No yerras aunque la cosa es bastante más compleja. Es obvio que el dinero es útil y que tiene también sus aspectos negativos que no son pocos. El más importante a efectos prácticos para nosotros es su efecto limitador de la actividad. Soy de la opinión que al igual que pasó con el patrón oro el dinero en el formato actual será pronto superado por nuevas fórmulas, ahí tenemos la creación de las criptomonedas.
Fándila - Esperemos que sepan lo que se hacen los que cortan el bacalao, de lo que nos cuentan podríamos decir que todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
T de Tomona - No se los demás pero yo no entiendo a que te refieres con lo del efecto limitador, Mames.
Demeter - Muy sencillo, si no hay dinero por delante no se hacen cosas, algo que no ocurre con el trueque. Tú nunca vas a dejar de fabricar zapatos mientras haya quien los necesite y te pueda dar a cambio algo útil, ya para ti o para otro trueque, patatas por ejemplo.
Canuto - Cualquiera que pueda ofrecer un producto o servicio puede fabricar su propio moneda, dígamos vales canjeables por ese bien y en las condiciones que tu pones, algo que el dinero no permite, y ese es dinero con un valor real ya que no se puede crear ficticiamente, los vales responden de un bien concreto, además, como es obvio, es un dinero que nunca puede faltar. Yo promuevo una moneda de promoción y trueque los P&Ts, y que cualquiera puede utilizar.
Lames - Si uno mismo no se condenase a la inacción no se permitiría perder dinero con costosos recursos suyos infrautilizados. Para ello el dinero tiene que ser complementado con fórmulas de trueque y hacer esto está al alcance de todos y de manera bien sencilla, basta por ejemplo con que tres negocios complementarios se intercambien vales para dar a sus clientes como fórmula promocional. La codicia ciega implica dejarse dirigir y limitar por el dinero y por tanto conlleva al empobrecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario