Sigue el relato CreATor Club en Antroom
A la hora prevista y debidamente vestidos de sábado se encuentran y mientras llegan sus vermuts intercambian unas frases sobre sus respectivos atuendos, más que nada para romper el hielo aunque a ambos les encantan los modelitos, y cada uno habla un poco sobre si mismo a modo de presntación.
Entrando ya en materia Kefalo le dice.
- Según me dijiste el motivo de compartir una cena para ti es tener en primer lugar un acompañante con quien conversar y también ver si te puede aportar algún pensamiento útil. Podemos empezar con que me expliques algo que me tiene intrigado, cómo llegaste a la conclusión sobre tu supuesta tontura.
- Para enmarcar el tema, comienza M.Quesili, te tengo que hablar de Tu, que es el amigo que vendrá más tarde. Lo conocí cuando tenía veinte años y desde entonces es mi mejor amigo.
- Él nunca llama a nadie por su nombre, para no tener que recordar nombres y también para no confundirse. A mi siempre me ha llamado Tu y yo también le he llamado Tu a él. En los locales a donde solíamos ir entre semana por Gomila, antes de morir la noche, nos llamaban la pareja Tu-Tú. Somos exactamente lo contrario el uno del otro en todo, como las dos caras de una moneda. Nos une nuestra compatibilidad de carácter y el gusto por la noche y también creo el ser dos polos opuestos.
- Cuando nos conocimos yo hacía tonterías continuamente, él nunca ninguna, aunque las mías no le molestaban y si yo alguna vez me daba cuenta de haber metido la pata, me decía que tonterías hacemos todos.
- Para darte una idea. Si vamos por la calle y hay algo con que tropezar yo tropiezo, a él nunca le pasa. Cuando íbamos a comer algo, él siempre acertaba con su elección y yo fatalmente me equivocaba y me indignaba, y no quería que yo esperase a que él pidiera, me decía que yo tenía que elegir lo que quisiese, no guiarme por el gusto de otro. Mi vida es un sinfín de dramas de amores, él nunca ha tenido ninguno, drama me refiero. Y así podría seguir sin parar.
- Al principio mi vanidad me llevaba a competir con él y con los demás, lo que magnificaba mis tonterías. Como puedes imaginar él nunca ha competido con nadie.
- Así pasaron un par de años hasta que me pasó el primer gran fracaso de mi vida.
El tiempo ha transcurrido, el interés de Kefalo ha crecido con tan singular confesión, y deciden ir al restaurante.
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